lunes, 3 de octubre de 2016

5a. Marxa Vall del Corb (2 de octubre de 2016)

Una semana después del maratón de Zaragoza, tocaba guardarlo en el cajón y ponerse de nuevo las pilas. Y es que me había inscrito en la 5ª edición de la Marxa de la Vall del Corb, de la que he hecho todas sus ediciones excepto la primera. La distancia: de nuevo maratón, pero esta vez por senderos y caminos. La salida y llegada: en Guimerà, precioso pueblo medieval a pocos kilómetros de Tàrrega. El paisaje: mezcla de zonas boscosas, campos de cultivo, viñas, olivos, castillos y ermitas. El ambiente: casi familiar, con unos 200 participantes entre las dos distancias (22 y 42 km).
Guimerà. Imagen: www.guimera.cat
La salida será a las 8 de la mañana, así que me levanto a las 6 para tomar un buen desayuno. A diferencia del maratón de asfalto, antes del cual desayuno muy poco, en este otro tipo de pruebas he descubierto que es importante encontrarse con fuerza desde el principio, así que me tomo mi correspondiente vaso de leche con Cola-Cao y copos de cereales. La distancia es la misma en un caso y en el otro, pero la diferencia fundamental es el ritmo y las horas que me voy a pasar corriendo.

Y se da la salida. La prueba se puede realizar caminando o corriendo y la mayoría de participantes se han apuntado a la distancia de 22 km, así que enseguida me encuentro corriendo sola. Este año han cambiado el sentido del recorrido, así que el tramo de más desnivel lo encontramos en la primera parte, hasta el km 14 más o menos. Creo que es mejor así, ya que es también cuando aún estoy más entera. El sol acaba de salir, pero será un día nublado y hay algo de niebla baja. La sensación de correr casi sola por esos parajes es indescriptible. Todo el circuito está muy bien marcado con cintas, y lo dice una cegata como yo, que corro sin gafas ni lentillas y que a 5 metros ya veo borroso, ja, ja,.... Y es que, teniendo en cuenta la premisa de seguir siempre el camino principal a menos que se indique lo contrario, la señalización es excelente, ya que cuando hay que tomar una desviación o hay un cruce de caminos, la han reforzado con más cintas e incluso con flechas de colores fosforitos.

Parc eòlic Serra del Tallat. Foto: www.energiayrenovable.es
Sin pausa, voy avanzando kilómetro a kilómetro. El primer avituallamiento está hacia el km 13, en Forés, pero sólo bebo agua, ya que no me entra nada más. Al final, esta va a ser la tónica durante toda la prueba, no voy a tomar más que un vaso de agua en cada avituallamiento. Además, cada hora tomo mi pastilla de sales, para prevenir los calambres que no se van a presentar en ningún momento. Llegada la parte más alta del recorrido, planeamos por la serra del Tallat, bajo los imponentes aerogeneradores medio escondidos entre la niebla. Y enseguida llegamos a Belltall, que atravesamos por sus bonitas calles empedradas y donde está situado el segundo avituallamiento. A partir de ese punto, el perfil, con alguna pequeña excepción, será en general descendente hasta el kilómetro 30. De repente, el paisaje cambia. Los colores verdes y marrones del otoño dejan paso al negro y al gris. Estamos pasando por una zona boscosa que se incendió durante el verano. Lo había visto por la tele, pero vivirlo personalmente es mucho más impresionante. Corro y corro, y el paisaje sigue siendo negro, fue mucho lo que destruyó el fuego. La sensación es de infinita tristeza.


Imagen: AEU
Voy mirando el reloj, he pasado el medio maratón en 2 h 15 min, a ver si consigo hacer el mismo tiempo que el año pasado que corrí con Jordi en 4 h 30 min... Son muchas horas de estar sola con mis pensamientos, así que hay que ir marcándose objetivos, je, je... En el kilómetro 30 llegamos a Rocafort de Vallbona. Los daños del fuego en esta zona llegaron casi hasta las casas del pueblo. En el avituallamiento, han repartido pañuelos de colores para colgarlos de los árboles quemados, como símbolo de recuperación.

Bosc de la vida. Imagen: AEU.
A partir de aquí el circuito es más bien llano, con un perfil ligeramente ascendente hasta la meta. Es entretenido, ya que empiezo a cruzarme con marchadores en su camino de regreso tras recorrer la distancia corta de la prueba. Vamos siguiendo el trazado el río Corb. Al fondo se ve la silueta escalonada de Guimerà. Ya falta poco. No aflojo el ritmo, que he mantenido muy estable durante toda la prueba. Ya entro en el pueblo, pero hay que atravesarlo, ya que la llegada está en las piscinas municipales, a un kilómetro de distancia en las afueras. Se oye la megafonía y cruzo el arco de meta. Han sido 4 h 23 min, 7 minutos menos que el año pasado. He sido también la primera mujer. A la llegada me espera butifarra a la brasa pero hoy no puedo comer nada, qué le vamos a hacer. Sin embargo, recojo, para más tarde, el estupendo obsequio de esta prueba: pan de pagès, longaniza, coca, caldo... ¡Mmmmmmmm!

Foto: AEU.
¡Ha sido una mañana estupenda!

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