miércoles, 4 de mayo de 2016

Crónica XIII Marxa de Resistència 7 Cims (1 de mayo de 2016)

Con estas asociaciones curiosas que tienen los números, el domingo participé en la Marxa 7 Cims, con 700 participantes, era mi 7ª prueba de la Copa Catalana, y llegué la 7ª mujer. Como su propio nombre indica, en esta prueba se enlazan 7 cimas de la Cordillera Prelitoral Catalana, distribuidas en sus 59 km de recorrido con 4.700 m de desnivel acumulado.

Salida. Imagen: Cursa Fosca seminocturna del Penedés.
Me habían advertido de que era una prueba muy dura, e incluso la propia organización remarcó en un correo electrónico a todos los participantes que se requería una buena preparación física y psicológica para afrontarla. Así que hago una estimación de tiempo de 10 horas, aunque aviso a mi familia que se lo tomen con calma ya que no tengo ni idea de a qué hora voy a llegar a casa. La salida de la prueba es a las 6:30 de la mañana desde Torrelles de Foix, un bonito municipio de la comarca del Alt Penedés, a una hora de distancia en coche desde Tàrrega, aproximadamente. Cuando llego, estamos a 5ºC, sopla un fuerte viento del norte y hace un frío que pela. Así que salgo con 3 capas: camiseta térmica, camiseta de manga corta y cortavientos, además del tubular y los guantes. Puntualmente, tiran un cohete y salimos.

Foto: Xavier Capdevila (FEEC)
En el kilómetro 4 ya encontramos la primera cima, así que empezamos a subir ya desde la salida. Hay muchos participantes, que vamos en fila india. No me gusta mucho esta imagen, sin embargo, una vez iniciado el camino hacia la segunda cumbre, el pelotón se estira mucho y al cabo de unos kilómetros ya me encuentro corriendo bastante sola. El primer avituallamiento está en el km 6 y lo paso de largo sin parar. En los siguientes puntos, sólo tomo un trozo de plátano y de naranja, hasta llegar al avituallamiento fuerte del km 34 donde, hoy sí, llego con hambre y me como el bocadillo de longaniza a la brasa y un gran vaso de Coca-Cola. Siguiendo con mi estrategia habitual, cada dos horas me tomo la pastilla de sales y, de momento, los calambres me están respetando.

Foto: Xavier Capdevila (FEEC)
El recorrido es muy variado. Hay caminos donde se puede correr bastante, aunque con mucho cuidado por las piedras, y también hay zonas que hay que superar ayudándose de las manos. En algunos tramos complicados han puesto cuerdas para ayudarnos a subir o a bajar. En una de estas, hacia el km 18, rozo la rodilla con una roca al intentar subirla, y me hago un pequeño corte. Nada, medio centímetro, pero de repente me empieza salir una cantidad de sangre que parece una carnicería. Me empieza a resbalar por toda la pierna y no para de salir, imagino que es porque con tanto esfuerzo el corazón debe bombear a toda pastilla. La verdad es que impresiona mucho, y todos lo que me ven se preocupan por mi estado. Cuando llego al avituallamiento del km 22, los voluntarios, muy atentos (desde aquí les doy las gracias), me hacen sentar con la pierna estirada, me ayudan a limpiar la herida y me dicen que me esté un rato hasta que deje de salir la sangre. Pero les digo que no puede ser, que me va a adelantar mucha gente, ja, ja, ja ... Me pongo una tirita y salgo de nuevo disparada.

Foto: Xavier Capdevila (FEEC)
Vamos subiendo y bajando y, al final, ya me he descontado del número de cumbres y los kilómetros que llevamos. Pero me encuentro fenomenal, estoy contenta porque he mejorado muchísimo en este tipo de terreno. Después de 7 pruebas, veo que bajo muy bien, aunque en las subidas es otra cosa, claro, ahí aún soy fatal, je, je...

Foto: Xavier Capdevila (FEEC)
Hoy va a ser el día de las anécdotas. Resulta que llego al último avituallamiento, a 5 km de la meta, y me encuentro por sorpresa con una chica. No la había visto en toda la prueba, así que supongo que debía ir bastante por delante. Salimos las dos a la vez, pero le acabo cogiendo una ventaja de unos 200 metros. Ya se respira el aire de la meta, sólo quedan 2 kilómetros y, de repente, veo un chico que viene en dirección contraria corriendo a buscarla. Veo que aceleran y me alcanzan. Supongo que lo más natural hubiera sido dejarles hacer y continuar a mi ritmo, pero me sale la vena competitiva (sin la cual este blog no sería el mismo, je, je,...) y yo también acelero. Como en un juego, ellos aceleran más y yo también; ahora vamos a tope. Entramos al pueblo y un chico me dice que quedan 200 metros. Y pienso que las series del viernes me van a servir para algo, pues esprinto a todo lo que me dan mis piernas hasta que entro bajo el arco de meta. La verdad es que me lo he pasado bien, le ha puesto a la prueba un punto final divertido que no esperaba para nada.

Han sido 8 h 33 min, mucho menos que mi previsión, así que estoy muy contenta. Sobre la prueba, todo correctísimo. Bien marcada, buenos avituallamientos, voluntarios de lujo, camiseta y botella de vino del Penedés a la llegada, totalmente recomendable. Y con los 22 puntos de esta Marxa ya tengo 151. Ya he pasado el ecuador de la Copa Catalana y me faltan 128 puntos.

¡Hasta pronto!

4 comentarios:

  1. Deduzco que ganaste el sprint?! :) enhorabuena Arantza! ya estás en el ecuador de la copa!! no cabe duda que tu cuerpo se ha hecho a los ultra! estás hecha una máquina!!
    cuándo es el próximo?
    bss
    Tania

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    1. Pues sí, por 10 segundos. Después de 59 km es bastante insólito, la verdad... Pronto el próximo, no hay descanso, je, je,...

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  2. Ja només te'n falten 110, que hi ha nova taula de puntuació i la puntuació a fer és 261. Això ja ho tens més a prop.
    Enhorabona pel ritme que portes!

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    1. Al final ha restat els punts de la Matagalls? Pensava que havien decidit no fer-ho... Gràcies per l'avís!

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