domingo, 27 de diciembre de 2015

En la cúspide del entrenamiento

El otro día, mientras zapeaba con pocas esperanzas de encontrar algo interesante en la televisión, dí con una entrevista al Dr. Joaquín Barraquer, eminente oftalmólogo catalán. A sus 88 años, continúa operando en su clínica barcelonesa y era una delicia escucharle. A cada pregunta, él contestaba desviándose del tema por completo, llegando a una respuesta al final de la historia. En una de esas, tocó un tema que poco tenía que ver con la oftalmología, pero que me interesó en sobremanera. Y es que contó que nadaba todos los días por la mañana en una piscina que tiene en el tejado de la clínica, explicando que tiene un sistema de control de la temperatura en invierno y en verano y, mirando a cámara y casi apuntando acusadoramente con el dedo, dijo que 25 o 26º C era una temperatura demasiado fría para una piscina climatizada. Me emocioné y creo que le llegué a contestar en voz alta: "¡exacto!".

Está de camino
Y es que desde hace unas cuatro semanas ha bajado un par de grados la temperatura del agua de la piscina a la que voy. Fue por sorpresa, y el primer día casi me da un patatús cuando fuí a nadar. Las quejas de los usuarios no se han hecho esperar y, aunque la  gestión de la piscina es privada, la respuesta ha sido que vayamos a quejarnos al Ayuntamiento, que parece ser que ha recortado el importe de la subvención. Tan contenta que estaba de mis avances en natación, y he reducido la cantidad de días que voy a nadar. Ahora sólo voy dos veces a la semana, y eso haciendo un esfuerzo sobrehumano. Me tiro cinco minutos de reloj sentada al borde de la piscina y metiendo primero los dedos, después el pie, y voy bajando poco a poco hasta que me decido. Normalmente suelo nadar durante 1 hora y lo que me pasa es que, a medida que pasan los minutos, me voy quedando cada vez más fría. Es una tortura. No le veo solución a corto plazo, seguramente hasta que llegue el verano y el agua se caliente de forma natural, así que he decidido comprarme un traje de neopreno corto, de esos que se usan para hacer surf. No sé si voy a hacer el ridículo, pero la verdad es que me da absolutamente igual.

Tirada larga: Granyena de Segarra
La cara alegre es que que sigo con mi rutina de running, tal y como marca el plan de entrenamiento que estoy siguiendo. Hoy, a falta de tres semanas  para el maratón de la Costa Daurada-Tarragona, he llegado a la cúspide del kilometraje, con una salida larga (larguísima) de 47,5 km. A las 8 de la mañana, a 0ºC, tras un desayuno de dos tostadas y un té, me he puesto en "modo trail" y, con la emoción de la aventura, he salido de casa a recorrer sola los caminos de la comarca. Junto con el agua de mi mochila de hidratación, me he llevado una barrita, que he tomado en dos veces (km 15 y km 25) y un gel, que también he tomado en dos veces (km 30 y km 40). Las sensaciones muy buenas durante los primeros 30 y pico kilómetros y a partir de ahí a sufrir el inevitable "dolor de patas". Ha sido una sesión de entrenamiento muy dura, pero la he completado con éxito. A partir de ahora, el perfil del plan es en bajada y la reducción de kilómetros considerable. Entro en el difícil período de tapering, en el que hay que reducir el kilometraje para favorecer la recuperación muscular y llegar descansados al día de la competición. En las salidas que haga a partir de ahora, aunque más cortas, intentaré continuar con los intervalos a alta intensidad.

De cara al año que viene, creo que ya estoy preparada para cruzar una línea, quizá la última. De momento, os avanzo que me saco la licencia de la Federación de Entidades Excursionistas de Catalunya.

¡Ya os contaré!




2 comentarios:

  1. Felices fiestas Arantza, me has dejado de piedra con esa tirada de 47 a lo Wanjiru; y ya nos contarás lo de esa nueva línea.

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  2. Me gusta oir a esos señores mayores que contestan lo que les apetece, derecho que les da la experiencia de la vida.

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