2a. Marxa de resistència de la Vall del Corb (la crónica)

Guimerà. Fuente: http://sobrecataluna.com/2011/01/21/
guimera-una-imponente-villa-medieval/

Son las 5:30 de la mañana del domingo y suena el despertador. Lo que cuesta levantarse a las 7 para ir a trabajar, pero hoy, aunque es fiesta, me levanto sin sueño cuando aún es de noche. Y es que en pocas horas se celebrará la segunda edición de la Marcha de Resistencia de la Vall del Corb, en sus dos modalidades de 24 km y 50 km. Yo me he inscrito a la de 24 kilómetros, para aprovechar así el evento como salida larga semanal del entrenamiento para maratón que, por cierto, será dentro de seis semanas. 

La salida es a las 7:30 desde Guimerà, un pueblo de arquitectura medieval de la comarca de l'Urgell. Allí nos damos cita más de 170 participantes, entre corredores y caminantes. Antes de la salida, quedo de acuerdo con un compañero del club, José Luis, para realizar el recorrido juntos, pues por diferentes razones queremos ir a un ritmo tranquilo. Yo pretendo que la salida sea un entrenamiento más, en el que acostumbre al cuerpo a quemar más grasas y menos carbohidratos de cara a mi preparación para el maratón. Él, sin embargo, tiene que trabajar toda la tarde, así que no quiere tampoco forzar la máquina. A mí me tranquiliza hacer el recorrido con él, porque yo no tengo experiencia en este tipo de pruebas, mientras que él es un experto en carreras de montaña. Mi mayor miedo es, como siempre, no saber reconocer las marcas y perderme.

Algunos de los compañeros del club antes de la salida. Foto: Xavi Capdevila.

Antes de salir, como aún no ha salido el sol, nos indican que sigamos un camino que baja hasta el río y sigamos por el margen hasta llegar a un puente. Pero al llegar al río, una cinta colocada sin mucho acierto desvía al primero de los corredores por un camino y todos le seguimos. Al cabo de unos metros nos encontramos en un campo de cultivo rodeado de paredes que difícilmente nos dejan pasar si no es escalando. Allí nos paramos todos, desconcertados. Ya están llegando los primeros caminadores y decidimos retroceder por el camino de nuevo hasta el río. Uno de los organizadores ya está allí y nos indica el camino correcto. Nos lo tomamos bien, ha sido divertido.

Perfil de la carrera.
Fuente: http://aeucorb.blogspot.com.es/p/marxa-open-2012.html

Hasta el kilómetro 10 el perfil es más bien llano, excepto alguna cuesta que podemos salvar sin parar de correr. También encontramos algún tramo de bajada en el que podemos acelerar el ritmo. Vamos juntos un grupo de corredores a un ritmo de alrededor de 5 min/km charlando animadamente, ya sabéis, hablando de lo nuestro. En el kilómetro 10 llegamos al pueblo medieval de Rocafort de Vallbona, con sus casas apiñadas sobre una colina. El primer avituallamiento está allí: un desayuno como Dios manda, con bebida, fruta, coca con chocolate... Pero desafortunadamente los corredores les dejamos el honor a los caminantes que vienen más atrás. Unos tragos de agua y seguimos adelante. Aquí se separan nuestros caminos los que hacemos 24 kilómetros y los valientes de los 50.

Ermita de Sant Roc. Fuente: http://www.panoramio.com/photo/62916201

A partir de Rocafort y hasta el kilómetro 15 aproximadamente es todo subida. Las cuestas más empinadas las tengo que subir andando, aunque intento que sea a buen ritmo. José Luis me dice que si en una carrera de montaña no tienes que andar en ningún  tramo, es que no es de montaña. Eso me anima. Llegamos a la solitaria ermita de Sant Roc, el punto más alto del recorrido con 628 metros. Y a bajar vertiginosamente un par de kilómetros a ritmos cercanos a 4:30 min/km. Desde el kilómetro 17,5 hasta casi el 23 vuelve a ser de nuevo subida. Las piernas ya empiezan a estar cansadas y tengo que volver a andar en las cuestas. Por encima nuestro pasan un par de paramotores. Miro hacia arriba y les saludo. El Garmin marca el kilómetro 23 y la cuesta sigue sin acabarse. Tampoco vemos por ningún sitio Guimerá, donde está la llegada. Pero de pronto el camino se empina vertiginosamente hacia abajo y volamos entre el polvo y las piedras hasta llegar al castillo. Ahora viene un tramo larguísimo de escaleras de piedra que zigzaguean por el medio del pueblo hasta llegar de nuevo al río. Ahora ya sabemos lo que hay: seguir por el margen del río hasta la llegada.

Al final han sido 24.57 kilómetros en 2 horas y 20 minutos. Contenta es decir poco, más bien contentísima. He disfrutado a tope: el entorno de una belleza impresionante, el circuito muy divertido y variado, y he entrenado tanto la resistencia como la fuerza. Y, lo mejor de todo, con unas sensaciones buenísimas que hacía tiempo que no tenía. La verdad es que necesitaba esta subida de ánimo para encarar la parte final de mi preparación para el maratón de Valencia.

La semana que viene toca salida larga de 30 kilòmetros y, dentro de dos semanas, el medio maratón de Mollerussa. Eso ya serán palabras mayores...

¡Ya os contaré!