viernes, 1 de enero de 2016

Sant Silvestre Targarina (31 de diciembre de 2015)

Ayer se celebraba la 4ª edición de la Sant Silvestre Targarina, una carrera que por vez primera podía disfrutar fuera de la organización. Hay dos distancias: una carrera de 5 km y un recorrido neutralizado de 1,7 km. La carrera de 5 kilómetros es a dos vueltas, por un terreno de tierra que incluye un tramo de bastante desnivel. Se disputaba en el Parc de Sant Eloi, al lado de mi casa y que conozco de memoria al ser mi espacio habitual de entrenamiento. Con las piernas aún tocadas después de sólo tres días de descanso tras los 47,5 km del domingo, me debería haber limitado a ponerme el gorro de Papá Noel y acabar el año trotando alegremente, pero no puedo evitar que me salga la vena competitiva por el simple hecho de ponerme un dorsal, así que decidí disputarla al máximo.

Salida Sant Silvestre Targarina. Foto: Ainhoa Seguí.
Detalle del recorrido. Foto: Ainhoa Seguí.
A las 16:30 h se daba la salida de la prueba, que congregaba unos 200 participantes. Salgo rápido, pero enseguida me doy cuenta de que algo no marcha bien. Me noto muy pesada, como si tuviera una pared delante que me fuera frenando y que tuviera que empujar para avanzar. Una sensación muy rara. Sin embargo, yo intento correr todo lo que puedo. La sensación de esfuerzo es grande, pero la velocidad no es la que debería. Acabo la primera vuelta e inicio la segunda. Voy muy lenta y muchos corredores que he adelantado al principio me alcanzan y me vuelven a pasar. Es rarísimo, no estoy cansada, sólo que no puedo acelerar. En todas mis salidas, sean de la distancia que sean, acostumbro a hacer un esprint de unos 250 metros antes de acabar el entrenamiento. Es para acostumbrar al cuerpo a sacar energía extra en el tramo final de una carrera. Ayer, a falta de esa distancia, fuerzo mi cuerpo al máximo e inicio un esprint. Me cuesta horrores, pero me motiva el poder adelantar a dos chicas que tengo por delante. Lo consigo, y entro en meta casi sin respiración. Me siento en un columpio a recuperar pulsaciones. No puedo ni hablar. Por suerte, al cabo de unos minutos ya estoy bien físicamente, aunque disgustadísima a nivel emocional. He entrado en más de 23 minutos y medio, muy lejos del tiempo que esperaba conseguir. No me preocupa el resultado en sí, sino en lo que puede significar de cara a mi preparación para el maratón de dentro de 15 días.

Mi hijo Aleix corría con su padre, acabando los dos en algo más de 21 minutos. Un gran resultado, espero que se anime a continuar con este deporte. Ainhoa estaba constipada y sólo hizo el recorrido de 1,7 km y una carrera de relevos, disfrutando junto a sus compañeros de la escuela de atletismo. Es fantástico que podamos compartir los cuatro la misma afición.

Llegada a meta. Foto: Ainhoa Seguí.
Esta mañana, más tranquila, he ido a correr 12 kilómetros. Las sensaciones como siempre, sin ninguna secuela. Reflexionando, creo que he cometido el error de no cumplir con los plazos de recuperación que requieren los esfuerzos grandes. Y el domingo pasado llevé a mi cuerpo bastante al límite, con lo que no era prudente someterle al esfuerzo agónico de una competición de 5 km al cabo de tan pocos días. En fin, ya queda poco para comprobarlo.

En otro orden de cosas, os cuento que ya ha llegado mi traje de neopreno. Llegó ayer por la mañana, y al cabo de media hora ya estaba en la piscina para poder probarlo. Había pocos usuarios, pero me miraron todos, seguro que algunos valorando cuál sería su próxima compra... Pruebo el agua, que está fría como siempre. Entro de un tirón y no noto nada de frío. Es una gozada. Empiezo a nadar y la primera sorpresa es que floto muchísimo. Tengo la sensación de que las piernas se me salen por encima del agua. El cambio de postura con respecto a no llevar el traje es muy grande. El agua entra dentro del traje, pero se mantiene calentita por el calor corporal, así que estoy muy a gusto. No tengo frío ni tampoco calor. Pero noto que me canso. No puedo nadar seguido, tengo que reposar unos instantes cada 10 piscinas. Cuando salgo del agua, veo que el traje pesa una barbaridad, de todo el agua que ha cogido. Me doy cuenta de que este traje de surf no es ideal para nadar. Me mantiene calentita, pero se convierte en un gran lastre. Como no se trata de competir con él sino de entrenar, la parte buena es que me va a ayudar a potenciar la fuerza. Ya lo iremos viendo.

Un saludo a todos y hasta pronto.


2 comentarios:

  1. Quina capacitat de recuperació, noia. Ets un crack!

    Molt bon any, Arantza!

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  2. Calma.
    Al cuerpo hay que darle caña y calma. Volverán las buenas Sensaciones. ...seguro
    Un abrazo

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