domingo, 4 de octubre de 2015

Crónica de la 4a Marxa de la Vall del Corb

Ya hacía unas cuantas semanas que no participaba en ninguna carrera, desde el triatlón de principios de agosto. La verdad es que, una vez conseguí ese reto, me quedé bastante desconcertada, como nunca me había pasado. No había ningún otro objetivo a la vista en el que me hiciera ilusión participar. Pero poco a poco fui adaptando los entrenamientos a un ritmo rutinario normal, y empecé a aumentar el kilometraje de las salidas largas. Así, casi dos meses después, me propuse participar en el maratón de montaña de la Vall del Corb.

Selfie de algunos fondistas de Tàrrega antes de la carrera
Era la cuarta edición de la Marxa, y mi tercera participación en ella. La organiza la Agrupación Excursionista de nuestra comarca, y está dirigida tanto a corredores como a caminadores. El ambiente es casi familiar y muy agradable y la organización exquisita. Siempre había hecho el recorrido corto (22 km en esta edición), pero esta vez me atreví a enfrentarme a los 42,8 km con 1000 m de desnivel.

La salida era a las 8 de la mañana de Guimerà, un pueblo precioso situado a pocos kilómetros de Tàrrega. Allá nos encontramos unos cuantos compañeros del club, la mayoría de los cuales iban a hacer el circuito de 22 km. También vino Jordi, que estos días está empezando a entrenar de nuevo después de 4 semanas parado debido a una lesión en el femoral. Su idea era acompañarme y así entrenar y ver si notaba alguna molestia.

Algunos caminos del principio del recorrido
La meteorología nos va a acompañar, ya que hace fresco y el cielo está cubierto. Salimos. Los primeros 10 kilómetros los compartimos los participantes de las dos distancias, y discurren por caminos a lo largo del río Corb, con subidas y bajadas, pero con un perfil favorable. Llegamos al primer avituallamiento, muy completo, pero yo sólo me tomo un gajo de naranja y mi primer gel. En esta carrera estoy estrenando una nueva marca, Nutrisport, están de muerte, pero a ver qué tal me van.

A partir de este punto, la carrera cambia completamente, puesto que tenemos por delante 20 kilómetros de subida contínua. La mayor parte discurre por caminos anchos y bien cuidados, pero también hay zonas de senderos estrechos con rampas bastante duras y también tramos en los que atravesamos campos de cultivo. No hay pérdida, ya que el circuito está muy bien marcado con cintas. Me imagino el gran trabajo que ha tenido que hacer la organización en ponerlas y el que tendrá después para quitarlas...

Rodeados de niebla
El punto más alto del recorrido está en el kilómetro 31, en el pueblo de Forès, y es donde la organización ha montado el avituallamiento más completo, con caldo, longaniza a la brasa, etc. Para llegar allí hay que subir una gran cuesta y yo, por vez primera, me veo sin fuerzas y tengo que parar a caminar. Le digo a Jordi que continúe hasta arriba y que empiece a comer, ya que yo con un vaso de caldo ya tengo suficiente y así no perdemos tiempo. No sé cómo se me ocurre tal cosa. Llego arriba y no le veo. Tampoco veo el lugar del avituallamiento. Las calles, todas de piedra, están desiertas. Le grito unas cuantas veces a ver si me oye, pero nada. Empiezo a bajar para salir del pueblo, pero no creo que se haya ido sin mí, así que me vuelvo a parar y le intento llamar por teléfono. Pero no hay cobertura. Vuelvo a subir, vuelvo a bajar, y entonces oigo un grito de una persona que me dice desde arriba del pueblo que mi marido me está buscando. Me quedo quieta en el sitio y finalmente le veo bajar corriendo. Estaba dando vueltas por el pueblo buscándome... En fin, me quedo sin avituallamiento porque no quiero perder más tiempo y empezamos a bajar. Quedan 12 kilómetros.

Algunos senderos. Las fotos son de Jordi, va tan sobrado que es para pegarle...

Algunos pasos del último tramo
Ahora es bajada y se puede ir más rápido, pero a estas alturas los cuádriceps no están para excesos. Jordi pisa el acelerador y le tengo que echar el freno. Llegamos a la altura del pueblo naturista de El Fonoll, y allí nos damos cuenta de que las cintas empiezan a escasear. Parece ser que alguien las ha quitado. Pero por suerte aún quedan algunas que nos guían sin problemas hasta las afueras de Guimerà. El último tramo es muy duro, con bastantes rampas, estrechos senderos pedregosos y de nuevo campos de cultivo. Pero por fin escuchamos la megafonía y entramos en meta, marcando un tiempo, para mí muy bueno, de 4 h 30 minutos para 42,8 km con 1000 m de desnivel. Ha costado,  y seguramente si hubiera ido sola me hubiera relajado bastante más, para qué nos vamos a engañar...

Ahora a seguir entrenando. No sé si de aquí a final de año participaré en alguna carrera, es posible que sí, pero mi próximo gran objetivo es de nuevo el maratón de Tarragona el 17 de enero, al que ya me he inscrito aprovechando las 24 h de promoción a 20 euros y donde tengo previsto atacar de nuevo la marca de 3 h 30 minutos. Ya he empezado el plan de entrenamiento, algo muy diferente de lo que he venido haciendo hasta ahora, da un poco de miedo, ya os contaré.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena Arantza!! esa bajada con esas rocas ufff y esa subida ufff uffff todavía la montaña no es mi amiga :) a todos los que hacéis carreras de montaña os admiro mucho! :)
    Maratón por 20€ wauuu eso sí es promoción!!! soy una convencida que para alcanzar lo que queremos hay que hacer lo que nunca hemos hecho! osea que seguro ese plan te ayudará a tu objetivo! ya nos contarás! :)
    bss
    Tania

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  2. Sempre és un plaer llegir-te, Arantza.
    Tenir un objectiu és bàsic, què faríem sense aquestes "petites" coses?
    Una abraçada

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  3. Me he llegado a agobiar leyendo la crónica
    Menos mal que tiene final feliz
    Un abrazo

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