lunes, 21 de enero de 2013

Crónica del maratón de la Costa Daurada - Tarragona (20 de enero de 2013)

Viernes, escalofríos; sábado, mocos y tos; domingo, fiebre. Valoro la situación y finalmente decido correr el maratón, con la intención de parar si las cosas no van bien. La consecuencia es que hoy os escribo esta nota definitivamente enferma, con mucha tos y 38ºC de fiebre. Aquí os dejo mi crónica del maratón de la Costa Daurada, que tuvo lugar ayer domingo 20 de enero de 2013 en la ciudad de Tarragona.

El despertador suena a las 5:30 de la mañana. No me cuesta levantarme, ya que hace más de dos horas que estoy despierta. Es normal que, por los nervios, la noche previa al maratón sea complicada. No me encuentro muy bien y, cuando me pongo el termómetro, veo que tengo fiebre. ¡Qué mala suerte! Además, la meteorología va a ser especialmente dura hoy. Para desayunar me tomo una botella de 500 ml de Long Energy y una barrita High Energy de Isostar, y un té a la canela. De postre, un ibuprofeno. Ya vestidos con el uniforme del club, Jordi y yo salimos hacia Tarragona, ciudad situada a una hora aproximadamente en coche desde Tàrrega.

Escollera Port Tarragona. Fuente: porttarragona.cat
Durante la mitad del camino está lloviendo y hace muchísimo viento. Al llegar a Tarragona ya no llueve, pero el viento se intensifica. Las previsiones meteorológicas ya nos habían avisado de esta circunstancia, y somos conscientes de que la carrera de hoy va  a ser especialmente dura. Al llegar recogemos el dorsal y la camiseta de regalo. Los vestuarios están en las piscinas municipales, a unos cientos de metros de la zona de salida, así que allí dentro nos quedamos esperando, calentitos, hasta sólo 10 minutos antes de la salida, que se daría a las 9 de la mañana. Voy cubierta con un plástico, que me protege del viento y del frío. La idea es quitármelo antes de la salida, pero al final corro con él casi 8 kilómetros.


Fuente: http://pasionporelrunning.com/2013/01/22/fotos-mcd-by-jj-vico/
Lástima del día, porque el ambiente es espectacular. El speaker es fantástico y, con la música de AC/DC "Thunderstruck", se da finalmente la salida. Salgo a ritmos sobre 4:55 min/km. Sé que luchar contra el viento va a ser dífícil, pero por mi experiencia, reservar ahora no es bueno, porque todos los segundos que gane, me van a descontar tiempo al final. La primera parte de la carrera discurre por el impresionante dique del puerto de Levante de Tarragona, de más de 4 kilómetros de longitud. El paisaje es sensacional, con olas enormes que rompen contra las rocas y salpican el asfalto.

Fuente: http://pasionporelrunning.com/2013/01/22/fotos-mcd-by-jj-vico/
Saliendo de la escollera nos dirigimos, siempre junto al mar, por el Paseo Marítimo. Aún llevamos pocos kilómetros en las piernas y el viento, que no para de castigarnos, se hace más llevadero gracias a los fantásticos estímulos visuales de esta parte del recorrido. Yo voy en el grupo donde está la liebre de 3:30. No es muy cómodo, ya que hay muchísima gente siguiendo este ritmo. Hay tramos de subidas, donde la velocidad baja ligeramente, y tramos de bajada, donde recuperamos los segundos perdidos. En el kilómetro 19 volvemos a la zona de salida y cambiamos de ruta adentrándonos en la ciudad de Tarragona.

La segunda parte de la carrera se hace muy dura. Hay tramos de subida muy largos con vientos sostenidos de casi 60 km/h (fuente: estación automática del Servei Català de Meteorologia), de fuerza 7 en la escala de Beaufort. Las rachas son mucho más fuertes y hay veces que literalmente no nos dejan avanzar. A partir de aquí reduzco la marcha sensiblemente y la liebre de 3:30 se me va. Así que dejo de mirar el cronómetro y corro por sensaciones. Una larguísima subida pasado el kilómetro 30 nos lleva a una pista de atletismo. Llego completamente deshidratada y en ese momento la cabeza me falla y me pongo a caminar. Tengo mucha sed, y estoy harta de tragar sorbos corriendo y cayéndome encima la mitad. Quiero beber bien, y hago todo el recorrido de la pista andando y con la botella en la mano. Creo que he perdido dos minutos. Cuando salgo de allí vuelvo a correr de nuevo. Ahora bajamos durante un buen rato y vuelvo a recuperar el ritmo. En el kilómetro 34 me doy cuenta de que llevo los auriculares del mp3 puestos pero no lo he enchufado aún. Pienso que la música me puede dar un empujón en estos kilómetros finales y la pongo. El efecto no es el esperado. Me duele la cabeza y la música sólo me lo empeora. Justo entonces me encuentro a la liebre de 3:30. Va solo, andando.

En el kilómetro 40 pasamos por debajo del arco de llegada. La verdad, me parece que eso es someter a los corredores a una tortura psicológica indescriptible. Nos hacen volver al espigón a hacer los dos kilómetros que faltan. Lucho por mantener la mente tranquila y distraída. Ya se acerca la meta. Durante los últimos metros seguimos con el viento en contra. Pienso que no voy a poder dar una imagen digna en la foto de llegada. Piso la alfombra de cronometraje y paro el Garmin. Con un tiempo de 3 h 39 min 08 s he rebajado en 34 segundos mi mejor marca en maratón. Aspiraba a algo más, pero hoy era imposible. Jordi, como siempre, me está esperando. Él ha hecho 2 h 57 min 00 s, pero tampoco está contento, ya que había entrenado para hacer una marca mejor. Y es que todo es tan relativo...

Hoy me estoy recuperando física y psicológicamente del gran esfuerzo de ayer. Pronto decidiré mi próximo objetivo.

¡Ya os contaré!

 
Fuente: http://www.corriendovoy.com/evento.php?id=752&seccion=atletismo