miércoles, 25 de marzo de 2015

Entrenando ¿más?

Pues aquí ando como niña con zapatos nuevos. Eso es porque, finalmente, y después de mucho pensarlo, me apunté al gimnasio hace un par de semanas. Durante mucho tiempo le estuve dando vueltas al asunto, ya que he leído en muchos artículos que este paso es necesario si se quieren mejorar las marcas. Y yo, me diréis ingenua, en este momento de mi vida aún tengo ilusión por mejorarlas.

Así que, el primer día, me hicieron un plan de entrenamiento personalizado de fortalecimiento general, de acuerdo con mi objetivo, que es simplemente correr más rápido. Cuando mencioné si sería posible darles un poco de volumen a esos palillos que tengo por brazos no me dieron ninguna esperanza. "Hay que comer mucho para eso", me dijo el chico. Pero me incluyó unos cuantos ejercicios de pesas para brazos. He de decir que el peso que puedo levantar es ridículo, pero seguro que mejoraré poco a poco. Ayer me incluyó un nuevo ejercicio, de levantamiento de peso. Sólo hicimos técnica de barra, porque mantener bien la postura es muy difícil para mí, pero creo que el próximo día ya empezaremos a cargarla con algún disco. Así que estoy emocionadísima. También es verdad que ando un poco perdida en cómo compaginar el gimnasio con mi rutina de 5 días semanales de correr. Lo que hago de momento es realizar 3 días de circuito de fuerza junto con los días más suaves de correr o con algún día de cuestas o series cortas.

Y también está la piscina.

Ahogándome en un palmo de agua (Urdaibai, hace siglos)
¿Os he dicho que no sé nadar? La verdad es que el agua siempre me ha dado bastante miedo. Para mí que tuve algún trauma de pequeña. Todo sea dicho que pertenezco a la generación de "Tiburón" y yo era demasiado pequeña cuando me llevaron al cine a verla. Entonces vivía en Bilbao con mis abuelos y recuerdo cómo me tapaba la cabeza con el abrigo durante la película. Aún puedo oir también la banda sonora y se me ponen los pelos de punta. Total, que a pesar de vivir toda mi vida cerca del mar (el Atlántico antes y el Mediterráneo ahora) no he conseguido aún disfrutar de la natación. Con ese afán de superación que me caracteriza, me apunté a clases hace veinte años, pero desde entonces he nadado bastante poco.

Creo que lo peor del primer día fue el miedo a hacer el ridículo y quedarme agarrada a las corcheras a media piscina. Pero, bueno, intenté recordar todas las lecciones que aprendí hace años y conseguí completar 10 piscinas (de 25 metros). La clave del éxito está en la constancia, así que he estado yendo a nadar 5 días por semana y en dos semanas ya he conseguido hacer 30 piscinas. Otra cosa es el tiempo, claro. El sábado me llevé a mi hija pequeña y se me ocurrió retarla a una carrera. Con 10 años, en 25 metros me sacó media piscina. Para mejorar he estado ampliando mi lista de lectura por internet a temas tales como "Cómo nadar mejor", "Mejorar la técnica en natación", o "Consejos para nadar más rápido" y la verdad es que he descubierto trucos que me han ayudado bastante.

Recuerdo que, hace unos meses, me vino un pensamiento a la cabeza. Pensé que en la vida deportiva que me quedaba nunca iba a participar en un triatlón (debido al tramo acuático, fundamentalmente). Pero hoy, ya he empezado a buscar información y he visto que la distancia sprint son 750 metros nadando, los que hago ahora y acabo de empezar. Para mantener la motivación y el nivel de esfuerzo, es necesario un objetivo. El mío ahora es lograr acabar un triatlón. ¡Quién me ha visto y quién me ve!

Con todo esto, por lo bajo, he duplicado las horas de entrenamiento que hacía antes (que ya eran bastantes). Lo más curioso es que, en vez de estar más cansada, me encuentro mejor. Ni idea de cuánto tiempo aguantaré este ritmo. ¡Ya os contaré!