La siguiente prueba del calendario era la Marxa "Entre l'Alt Camp i la Conca" y tenía lugar sólo una semana después de la del Cap de Creus. Pero como el miércoles ví que me encontraba bastante bien, decidí inscribirme. Me llevé una sorpresa al encontrar cerrado el plazo, pero rápidamente escribí a la organización explicándoles la situación y me respondieron enseguida afirmativamente. Así que ayer sábado cogí mis bártulos de nuevo y me dirigí al Pla de Santa Maria, una población de la provincia de Tarragona a escasos 40 minutos en coche desde Tàrrega.
Montclar. Fotografia de Xavier Capdevila (edición del 2015) |
Después de cuatro pruebas, ya he aprendido lo que me voy a encontrar por el camino, y estaba claro que aprender a bajar tenía que ser una de mis prioridades. Así que durante la semana estuve leyendo un poco sobre el tema. Leí que las carreras de montaña se ganan subiendo y se pierden bajando, y que los corredores expertos miran unos 20 metros por delante suyo previendo los pasos que darán. Yo, sin embargo, miro a escasos 50 centímetros de mi zapatilla, ja, ja,... Estaba claro que había que mejorar eso. Así que esta vez, ya en las primeras bajadas, decidí simplemente no pensar y bajar apoyando los talones, dando saltos incluso en bastantes ocasiones. Y Oh my God!, por primera vez no me adelanta prácticamente nadie. Estoy eufórica.
Fotografia de Xavier Capdevila (edición del 2015) |
En el kilómetro 38 han preparado la comida, con bocadillos de longaniza a la brasa y un montón de cosas más. Me obligo a comer un mini-bocadillo y me tomo una Coca-Cola y al cabo de pocos minutos ya estoy de nuevo en camino. Está siendo una prueba muy entretenida. Llegados unos kilómetros, siempre te vas encontrando con la misma gente. Hay uno que está haciendo la prueba en modo de marcha atlética. Es impresionante. El ritmo es rápido, y siempre el mismo sean subidas o bajadas. En las bajadas le suelo pasar corriendo, pero en las subidas me adelanta él. Le pregunto si es profesional, pero dice que no, que es aficionado. Un fenómeno. También conozco a otros chicos muy simpáticos que hacen la Copa Catalana y con los que voy hablando durante muchos kilómetros. Hay una pareja de señores mayores que los voy encontrando animando en un montón de tramos. Cuando llego a la meta también los encuentro allí. La verdad es que estas cosas le dan alegría a cualquiera.
Saliendo de uno de los controles. Fotografia de Ramon Farré. |
En resumen, una prueba que me ha gustado mucho y en la que lo he pasado muy bien. Además, he conseguido 21 puntos más para la Copa Catalana de Marxes de Resistència, así que ya tengo 110 puntos. ¡Esto va subiendo! Pero aún me faltan 169. Poco a poco.
¡Hasta pronto!