domingo, 20 de octubre de 2013

Crónica del Bilbao Night Marathon

Lisa y llanamente. Una mierda de maratón. Siento empezar esta crónica con palabras soeces y descalificativas, pero es lo que siento. En realidad las palabras no son mías, un chico que entró delante mío en meta le decía a su pareja "¿Y este es el mejor maratón del mundo? Esto es una mierda". Y me da mucha pena tener que decir esto, siendo mi tierra y con la ilusión que me hacía correrlo pero, desde luego, yo no tengo previsto volver.

No le quiero dedicar mucho tiempo a este relato. No hay más que entrar a los foros de la carrera y leer la opinión que están expresando todos los corredores. Las palabras que más se repiten: vergonzoso, lamentable, indignante. Básicamente hubo tres problemas:

1) El circuito demasiado estrecho: un carril bici más una acera de 1,5 m para el paso de casi 7000 personas, atención ¡en ida y vuelta!
Mi resultado: primer kilómetro a 6 min/km, me tranquilizo, pienso que lo recuperaré más tarde. Kilómetro 2 a 6:04 min/km, la cosa empeora. Tercer kilómetro... ya no miro el reloj, estamos completamente parados metidos en un atasco de gente.

2) Hay tres carreras, maratón, medio maratón y carrera de 7,5 km. Los del maratón y la media salimos juntos. Los de la corta salen después, pero giran antes, con lo cual el maratón y la media se los encuentran a partir del kilómetro 5.
Mi resultado: Intento buscar espacios para ir adelantando a toda la gente. Contínuos zigzagueos y requiebros. Subo y bajo de las aceras, corro por los parterres de césped. Voy apartando a los corredores con los brazos, pido perdón a mi paso. Imposible coger un ritmo. Pero lo peor está por llegar. Pasado el km 5 me encuentro con la cola de la carrera de 7,5 km. Muros de gente andando o trotando. Empiezo a ponerme nerviosa y no paro de decir: ¡NO ME LO PUEDO CREER! Estoy verdaderamente pasmada de ver lo que está pasando. Esto se alarga hasta mi kilómetro 11, en que los corredores de la carrera corta giran hacia la meta. Atención, he llegado al kilómetro 10 en 61 minutos, 12 minutos por encima de mi previsión.

3) Muchos corredores no han respetado los cajones de salida. Yo me sitúo en el que creo que es el cajón de 3 h-3:30 h. Como pienso que los de 3 h van a correr muy rápido me pongo al final. Cuando dan la salida veo que estoy al final de toda la carrera, incluyendo a los del medio maratón con tiempo previsto de 2 horas.
Mi resultado: Al retirarse los de la carrera corta en el km 11 creo que podré correr con tranquilidad pero no es así. Tengo miles de personas por delante que van a ritmos muy inferiores al mío y me toca continuar adelantando, subiendo y bajando aceras, parando y acelerando hasta el km 21 que se van los del medio maratón. Llego aquí totalmente desgastada física y psicológicamente.

A partir de aquí me quedo SOLA. No sé la hora que es porque el Garmin se ha muerto (¿olvidé cargarlo?). Creo que he cogido el ritmo, pero no sé cuánto tiempo he perdido. Al llegar al km 30 veo un reloj luminoso en un edificio: marca las 23:56. Casi 3 horas para hacer 30 km. Son 30 minutos por encima de mi tiempo habitual en maratón e incluso 20 minutos por encima del de mis entrenamientos. Pienso que voy a necesitar más de una hora para cubrir los 12 km restantes. El tiempo que voy a hacer es absolutamente vergonzoso para mí, así que considero seriamente el retirarme. Continúo pensando mientras llego al puente de Deusto, cerca del cual he aparcado el coche. Recuerdo todas mis carreras, aquellas en las que he sufrido muchísimo y he conseguido llegar a meta. Nunca me he retirado. Hoy estoy muy entera físicamente. Sólo es una cuestión de orgullo personal el retirarme. Así que decido continuar. Las solitarias calles del Bilbao nocturno son ahora todas para mi. Llego a meta sin alegría, sin ilusión, pienso que hoy me han faltado al respeto.