domingo, 13 de enero de 2013

Tapering a sentimiento

Parque de Sant Eloi (Tàrrega al fondo)
Sólo siete días más y habré finalizado mi quinto maratón. Esta semana ha sido la penúltima del plan de entrenamiento, ya de lleno en el tapering, período que, por lo que he leído, cada corredor se toma como quiere o como puede. Esta etapa de dos o tres semanas antes del maratón es una mezcla de alivio, al no tener que hacer tantos kilómetros tantos días por semana, y de remordimientos, al pensar que si no entrenamos tanto no vamos a poder cumplir el día del maratón. Esta última semana he dedicado tres días a correr, algo más de 41 kilómetros en total (12 km + 13,5 km + 16 km), y tres días más a hacer 70 kilómetros a ritmo constante en mi flamante bicicleta estática (20 km + 20 km + 30 km). A sentimiento, sin más.

Como vengo observando en mis otros maratones, la semana antes de la carrera es común que me empiecen a doler cosas. Parece que esto les suele ocurrir a muchos corredores, no sé si por la carga de entrenamiento que llevamos a estas alturas o por los nervios pre-competición. Esta vez les ha tocado a las rodillas, aunque eso no va a impedir que me sitúe el próximo domingo en la línea de salida con toda la ilusión del mundo. Estoy muy tranquila y tengo la idea de atacar de nuevo el tiempo objetivo de 3 h 30 min, aunque si no lo consigo no me voy a agobiar, lo dejaré para la próxima. El mayor peligro del maratón de la Costa Daurada es que haga viento ese día, pues gran parte del recorrido se realiza junto al mar. Contra ese imprevisto no podemos hacer nada, quizá los creyentes sólo rezar.

Entrenamiento en el Parque de Sant Eloi (Tàrrega)
Cómo somos los corredores que siempre estamos pensando en el próximo reto y, sin ni siquiera haber corrido el maratón para el que me estoy preparando, ya tengo en mente dos maratones más para antes del verano. Sin embargo, aún no he perdido la cordura del todo, y estoy esperando a ver cómo me siento después del maratón de la Costa Daurada para decidir si me inscribo o no al de Barcelona del mes de marzo. Viendo ayer en conjunto la lista de carreras en las que he particicipado el último año, me he dado cuenta de la evidencia de un aumento de las carreras de larga distancia, mientras que ya casi no participo en carreras de 10 km. Mentalmente también noto una evolución y, mientras que hace un año me parecía una locura impensable, ahora empiezo a calibrar el participar en pruebas de ultradistancia (>100 km). Este año, si las lesiones me respetan, va a ser el año de los maratones y quizá el año que viene me atreva a más. La clave no es más que disponer de tiempo para entrenar.

¡Ya os contaré!