domingo, 1 de enero de 2012

¡Feliz 2012!

Mirando brevemente hacia atrás en este año que acabamos de dejar, veo una gran lista de objetivos deportivos cumplidos, con 2 maratones, 4 medios maratones, 1 carrera de 15 kilómetros y 2 de 10 kilómetros. Con estos números, queda bastante patente que mis esfuerzos han ido dirigidos básicamente hacia las largas distancias, dejando de lado las numerosas carreras de 10 km que se me han ido cruzando por el camino.

Sin embargo, contrariamente a lo que cabría esperar,  inicio el nuevo año con la moral bastante baja, pues se me ha producido una lesión que es probable que eche por tierra muchos de mis objetivos para el 2012. Tengo una tendinitis de la cintilla iliotibial, causada por un incremento de la intensidad de los entrenamientos después de mi último maratón. Pasé de correr grandes distancias a ritmo pausado a reducir el kilometraje pero aumentar la velocidad. Así, desde la segunda semana de Noviembre estuve entrenando tres días por semana, siempre con series, de 1 kilómetro, de 1 minuto, rectas de 100 metros y series en subida. El resultado fue que, después de mi última carrera en la Seu Vella, me apareció un dolor en la parte externa de la rodilla debido a una inflamación de la cintilla iliotibial. El dolor no se hace patente en mi vida normal más que al tacto, y tampoco aparece al empezar a correr. Es al cabo de unos kilómetros (4 en mi caso) que lo empiezo a notar, y en muchas ocasiones me obliga a parar de inmediato al cabo de 7 u 8 kilómetros. Por lo que he leído, esta es una lesión bastante común en los corredores de fondo y la vez problemática, por la dificultad y el tiempo que requiere su curación. Después de dos semanas, me tiene bastante desanimada. Estoy tomando antiinflamatorios, compresiones de hielo y hago estiramientos específicos para esta zona, pero de momento estoy igual. Sigo entrenando, aunque distancias cortas y a velocidades altas, pues el dolor aparece antes si se trota despacio. Los primeros objetivos para el año 2012 ya están en la cuerda floja. Por una parte, quería haberme inscrito en el maratón de Madrid antes del 31 de Diciembre, fecha en que el precio de la inscripción pasaba de 45 a 50 euros. Pero no tengo claro que a finales de Enero pueda empezar el plan de entrenamiento, así que no me he inscrito aún.

Así y todo, el día 31 corrí la San Silvestre de Zornotza (Bizkaia), donde estamos pasando unos días en casa de mi familia. Era una distancia corta, de menos de 4 kilómetros, y a toda velocidad, así que no noté la molestia en la rodilla. La experiencia fue muy bonita, pues la salida era en olas sucesivas dependiendo de la edad, empezando por los niños de hasta 6 años, siguiendo con los de hasta 11 años, después hasta 16 años y finalmente los mayores. Cada oleada dejaba el circuito a una cierta distancia, es decir, los peques daban un vuelta, los siguientes dos, y así hasta los mayores que dimos 5 vueltas al circuito. Así, la velocidad también fue progresiva, pues en ningún caso se podía adelantar a la ola de delante (por respeto a los más pequeños). El pico de velocidad lo alcanzamos en la cuarta vuelta. Vistos después los tiempos en mi Garmin ví que corrí los dos últimos kilómetros a 4:32 min/km. Al acabar, me encontré con mis pequeñas fieras, Ainhoa de 7 años y Aleix de 11, que disfrutaron muchísimo de la carrera al lado de sus amigos.
Zornotza (Bizkaia). Circuito de entrenamiento siguiendo el bidegorri (carril bici)

Hoy, día de Año Nuevo, he salido de nuevo a entrenar, unos 8 kilómetros a ritmo normal (alrededor de 5 min/km). He aguantado bastante bien, aunque con molestias. Veo entonces que el nuevo año se presenta lleno de incertidumbre. Dice Jordi, con su peculiar sentido del humor, que me dedique  a correr millas. Quizá tenga que hacerlo, pero aún no he perdido la esperanza. De momento, en mi carta a los Reyes Magos he pedido que pueda recuperar la ilusión y que pueda cumplir los objetivos que me había planteado, siendo los más importantes correr un maratón en primavera y otro en otoño. ¡Espero que me lo traigan todo!